miércoles, 8 de junio de 2011

Una filosofía de Nicaragua




Por Luis Sánchez Sancho


El científico británico Stephen Hawking, quien es famoso mundialmente por sus investigaciones sobre el universo, asegura (en su último libro El gran diseño ) que la filosofía ha muerto. Pero el filósofo y académico nicaragüense Alejandro Serrano Caldera, quien entre las diversas membresías que ostenta está la de pertenecer al Consejo Editorial de LA PRENSA, no se cansa de revitalizar la filosofía, la cual, según la definición del diccionario de la RAE es un inagotable e imprescindible “conjunto de saberes que busca establecer de manera racional los principios más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad así como el sentido del obrar humano”.

El doctor Serrano Caldera así lo ha venido demostrando con su admirable, perseverante y brillante trabajo filosófico, y lo reafirma ahora, una vez más, con la publicación del volumen III de sus Obras que se presenta hoy por la noche en el Teatro Nacional Rubén Darío.

En el tercer volumen de las Obras de Serrano Caldera se reúnen sus escritos (muchos de ellos publicados en LA PRENSA) sobre “América Latina ante la razón filosófica y el pensamiento, la política y la cultura nicaragüense”. En ellos, el doctor Serrano Caldera “muestra su preocupación por aprehender la situación histórica, política y cultural particular de América Latina y Nicaragua… para afrontar nuestros dramas históricos en busca de genuinas alternativas de supervivencia, desarrollo y realización”, según el criterio del editor de las Obras de Serrano Caldera, Pablo Kraudy Medina.

Cabe recordar que en el Volumen I de las Obras (Escritos filosóficos y políticos I), de Alejandro Serrano Caldera, publicado en 2008, el filósofo nicaragüense “expone su concepción acerca de la filosofía y la política e interpreta filosóficamente el carácter y los problemas de nuestro tiempo”. Luego, en el Volumen II (Escritos filosóficos y políticos II, Escritos sobre la universidad), editado en 2009, el autor completa el volumen anterior poniendo “énfasis en la estructuración del pensamiento y los debates filosóficos y políticos del tiempo reciente, cuyos contenidos son a la vez telón de fondo y desafíos de la universidad contemporánea”, según Kraudy. Después vendrá el volumen IV y posiblemente el V, pues la capacidad de investigación intelectual, de reflexión filosófica y de producción literaria de nuestro filósofo es inagotable, así como inextinguible es la compleja realidad de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento que Serrano Caldera investiga de manera minuciosa y lúcida.

Pero, ante la devota dedicación de Alejandro Serrano Caldera a su labor filosófica y en ocasión de presentarse hoy el Volumen III de sus Obras , cabe preguntarse, una vez más: ¿para qué sirve la filosofía en un país como Nicaragua, donde la mayor parte de la gente lucha con desesperación por su elemental sobrevivencia material? Y, ¿qué sentido tiene filosofar donde los gobernantes, y quienes medran a su alrededor, y los que también pretenden gobernar salvo meritorias excepciones, solo quieren hacer dinero, acumular riqueza material, ejercer el poder por el poder mismo y como medio de enriquecimiento particular?

La respuesta radica en que precisamente por eso es necesaria la filosofía en nuestro medio. Es decir, desarrollar el pensamiento intelectual y concienciar la realidad para enfrentar y derrotar la ignorancia y la fuerza bruta del caudillismo y el autoritarismo, que quiere someter y mantener a la gente en perenne servidumbre política y espiritual. Es que la filosofía da al individuo sentido y conciencia de autonomía y libertad, en su inevitable relación con el poder; la filosofía motiva la búsqueda de la verdad y el culto a la razón, la lucha por la libertad, la formación del hombre como ser racional y, en consecuencia, rebelde ante toda injusticia y cualquier forma de opresión.

Los que quieren mantener al ser humano sometido y le niegan su derecho a un pensamiento libre, se burlan por eso de los filósofos citando la anécdota sobre el antiguo pensador griego, Tales de Mileto, (624-546 a. C.), de quien se dice que por andar viendo a las alturas no miraba al suelo y se caía a menudo en los hoyos de las calles. Pero lo cierto es que los filósofos miran hacia arriba como Prometeo, el que tomó el fuego del cielo para dar a los hombres la inteligencia, sin importarle que los dioses opresores lo castigaran por eso condenándolo a una terrible e infame tortura.

En realidad, el mundo sería mejor si hubieran más filósofos. Y Nicaragua no estaría en la triste situación en que hoy se encuentra, si muchos más nicaragüenses conocieran el pensamiento y atendieran la prédica de este Prometeo de la filosofía, la libertad, la razón y el derecho que es Alejandro Serrano Caldera.

Vía: La Prensa.ni

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