miércoles, 1 de junio de 2011

Rüdiger Safranski: "Ahora la filosofía gana interés al tiempo que la religión pierde terreno".




El filósofo alemán inaugura hoy el programa cultural de la Feria del Libro en una actividad promovida por el Goethe-Institut y la Embajada de Alemania



Su obra ha recogido los años salvajes de la filosofía alemana, años y siglos en los que se pensaba con una fuerza que encuentra pocos precedentes en la historia de las ideas. Rüdiger Safranski (Rottweil, 1945) ha volcado todo su conocimiento en obras tan monumentales como Friedrich Schiller o la invención del idealismo alemán, Un maestro de Alemania. Martin Heidegger y su tiempo, Nietzsche. Biografía de su pensamiento o el frenético e iniciático Schopenhauer y los años salvajes de la filosofía.

PREGUNTA.- Alemania es el motor de la economía en Europa, ¿es también el motor de la filosofía actual?
RESPUESTA.-No se puede afirmar eso; en este momento no hay ningún motor, la filosofía actual es un concierto a muchas voces.

P.- Usted ha dedicado buena parte de su obra a los grandes maestros alemanes. ¿Echa de menos nombres como Nietzsche o Heidegger?
R.- Hay que decir que a Nietzsche se le descubrió después de que se volviera loco. Quizá haya ahora una figura parecida en alguna parte; al final siempre somos más sabios después de los hechos. A los grandes maestros se les conoce por su repercusión.

P.- ¿Se puede pensar aún con el martillo? ¿Se acabaron los años salvajes de la filosofía?
R.- Pensar con el martillo está de moda, pero hay que hacerlo de forma inteligente, como lo hacía Nietzsche. Hoy en día abunda el pensamiento en lemas que al final son todos lo mismo. El tiempo de la originalidad ha pasado. Sin embargo, estamos en una época muy buena para la filosofía, por lo menos en Alemania. La filosofía despierta más interés según la religión va perdiendo terreno. Las personas esperan ahora de la filosofía que les ayude en su vida y les abra nuevos horizontes espirituales.

P.- Schopenhauer miró a Oriente para enriquecer su filosofía. ¿Habría que hacerlo ahora también al tiempo que imponen sus líneas económicas y sociales?
R.- Schopenhauer se inspiró en la sabiduría oriental porque existía una sabiduría. Podemos aprender mucho de la esencia de lo oriental. En cuanto a su modelo económico, que es imitación del nuestro, no puede aportarnos mucho. No hay nada que aprender de esa mezcla de dictadura y capitalismo.

P.- ¿Se puede globalizar la buena cultura?
R.- La buena cultura se globaliza sola. La buena cultura es contagiosa.

P.- ¿De qué forma ha irrumpido los grandes hitos de la ciencia de los últimos años en la filosofía contemporánea?
R.- El mayor reto para la filosofía actual es la neurología; el determinismo del cerebro nos obliga a repensar la libertad creativa. En cuanto a otros terrenos, sigo pensando que para hacer metafísica siempre es mejor la filosofía.

P.- ¿Va en estos momentos la ciencia por delante de la filosofía?
R.- La ciencia y la filosofía no se mueven en el mismo terreno. La filosofía no puede estar en concurrencia con la investigación empírica porque es el arte de la reflexión. Para citar una frase algo provocadora de Heidegger: "La ciencia no piensa, eso lo tiene que hacer la filosofía."

P.- ¿Ha tenido tentación de crear un corpus filosófico?
R.- La mejor manera de desarrollar mis propias ideas siempre ha sido a través de otras filosofías. Nunca me ha tentado construir mi propia “catedral”.

P.- ¿Cómo definiría la filosofía española? ¿Qué nombres destacaría?
R.- Como nombres destacaría a Unamuno, por su existencialismo, y a Ortega y Gasset, por su filosofía cultural tan dinámica. En cuanto a la filosofía española, me encanta cuando de vez en cuando se notan las raíces católicas. Tiene un sabor muy particular, como los taninos del vino tinto.

Vía: elcultural.es

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