martes, 17 de mayo de 2011

La filosofía cayó en manos de la gente de “Star Trek”




Por Umberto Eco, ESCRITOR Y FILOSOFO ITALIANO

El 6 de abril el diario italiano La Repubblica publicó un artículo acerca del reciente libro de Stephen Hawking y Leonard Mlodinow The Grand Design . Un pasaje del libro afirma que “la filosofía está muerta”. Y continúa: “La filosofía no se ha mantenido a la par con los avances modernos en la ciencia, y en particular la física. Los científicos se han convertido en los portadores de la antorcha del descubrimiento en nuestra búsqueda de conocimiento”.

La muerte de la filosofía ha sido anunciada muchas veces antes, y eso no fue causa de alarma . No obstante, viniendo de un genio como Hawking, parecía ser una afirmación muy tonta . Para asegurarme de que La Repubblica no lo había citado equivocadamente, salí y compré el libro, y al leerlo confirmé mis sospechas.

En los créditos del libro se indica que fue escrito por dos autores. Pero en el caso de Hawkins el “por” es un término dolorosamente metafórico, porque sus miembros no responden a las órdenes de su cerebro excepcional . Por tanto, el libro es básicamente una obra del segundo autor, Mlodinow, a quien la portada describe como un excelente autor que escribe versiones populares de temas científicos y creador de varios de los episodios de “Viaje a las estrellas” . (Hay una sugerencia de “Star Trek” en las hermosas ilustraciones del libro, que parecen haber sido concebidas para enciclopedias infantiles de épocas pasadas: son plenas de colores y fascinantes, pero no explican en absoluto las complejas teorías físico-matemáticas-cosmológicas que deberían ilustrar).

Quizá no fue prudente confiar el destino de la filosofía a personajes de una serie de ciencia ficción.

The Grand Design se inicia con la declaración perentoria de que la filosofía nada tiene ya que enseñarnos y que sólo la física puede explicar: (1) cómo comprender el mundo que nos rodea; (2) la naturaleza de la realidad; (3) si el Universo necesita tener un creador; (4) por qué hay algo en lugar de nada; (5) por qué existimos; y (6) por qué existe este juego específico de leyes.

Estas son preguntas típicas en la filosofía , pero el libro muestra cómo la física puede responder los últimos cuatro interrogantes que parecen ser los más filosóficos de todos.

El único obstáculo es que, antes de que uno pueda intentar contestar las últimas cuatro preguntas, es necesario tener la respuesta para las dos primeras. En otras palabras, ¿qué significa decir que algo es real y que conocemos el mundo exactamente como es? Quizá usted recuerde preguntas como éstas de la escuela secundaria o de un curso universitario de filosofía: ¿Sabemos por qué la mente se adapta a la cosa? ¿Hay algo fuera de nosotros o, como dice Hilary Putnam, de la cátedra de Filosofía de Harvard, somos cerebros en un recipiente? Y bien, las respuestas fundamentales que ofrece este libro son típicamente filosóficas, y si esas respuestas filosóficas no existieran, incluso un físico no sabría decir qué es lo que sabe o por qué.

De hecho, Hawkins y Mlodinow hablan de realismo modelo-dependiente; en otras palabras, asumen que no hay un concepto de realidad independiente de descripciones o teorías.

De forma que teorías diferentes pueden describir el mismo fenómeno de manera satisfactoria mediante estructuras conceptuales diversas; en consecuencia, todo lo que podemos percibir, saber y decir acerca de la realidad depende de la interacción entre nuestros modelos y el “algo” que existe fuera de nosotros, que conocemos gracias a los órganos de percepción y al cerebro.

Lectores más suspicaces quizá hayan detectado el fantasma de Immanuel Kant en el argumento del libro . Los autores proponen lo que es conocido por algunos filósofos como holismo y por otros, como realismo interno.

Todo esto no es un asunto de descubrimientos físicos sino de supuestos filosóficos , que sostienen y legitiman la investigación de los físicos. Y si los físicos son buenos en su trabajo, no pueden evitar plantear el problema de los cimientos filosóficos de sus propios métodos . Esto es algo que ya sabíamos, tal como estábamos familiarizados con la revelación del libro (evidentemente obra de Mlodinow y la tripulación de la nave Enterprise) acerca de que en la Antigüedad la gente atribuía los desastres naturales a un Olimpo de divinidades maliciosas. Cielo santo y por Júpiter.

Copyright Umberto Eco / L’Espresso, 2011.

Vía Clarín.com

1 comentarios:

Toda la razón al maestro Eco. Sin embargo la filosofía podría perecer sí los filósofos no la llenan de vida ni la sacan a la cslle para decir lo que tiene que decir.

Publicar un comentario

Share

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More