
Abstract:  ¿Habría considerado Schopenhauer la fotografía como arte digno de las  características que ofrece la contemplación estética siendo ésta la cura  al diagnóstico de sufrimiento que nos ofrece de la vida? Y si es  considerada como tal, ¿en qué grado la situaría frente a las otras artes  en la escala objetiva cara a la Voluntad?
Palabras clave: Schopenhauer, fotografía, arte, voluntad, sufrimiento, felicidad.
INTRODUCCIÓN
            Schopenhauer es conocido por su visión pesimista del mundo, la carencia de valor de la vida, el papel de la Voluntad  en el hombre; y consecuentemente es conocido también por las soluciones  que sugiere que debemos aplicar en nuestra vida para evadirnos del  dolor y el sufrimiento para así encaminarnos hacia la felicidad. La  contemplación estética es una de las vías que ofrece el autor para tal  fin. Schopenhauer no consideraba que el arte jugara un papel meramente  ornamental en la vida y la mente de los humanos, no lo consideraba como  un producto de lujo de las altas clases o clase media, sino que le  atribuye un gran interés intelectual digno de un análisis filosófico.
             La fotografía tal y como la conocemos hoy surgió en el siglo XX,  aproximadamente cien años después de la muerte de Schopenhauer. No pudo  por tanto considerarla de ninguna forma. Actualmente la fotografía  incluye entre sus variantes la fotografía artística, y tiene un gran  papel en el arte, más tras la aparición de la fotografía digital, que  implicó que las cámaras fotográficas llegaran a las manos de todo tipo  de gente.
             La idea de este trabajo de investigación es de hacer un recorrido por  la vida de Schopenhauer, su pensamiento, sus teorías, y hacer un  reconocimiento de la historia de la fotografía y ver las similitudes que  puede tener con otros artes que sí existían en la época en la que el  autor vivió, para poder considerar, en primer lugar, si él la hubiera  considerado un arte, y en segundo lugar qué posición adoptaría frente a  los otros artes.
             Es difícil situarse en la mente de un autor de tal calibre y aún más  teniendo en cuenta que aquello que hemos tratado es de trasladar a su  contexto algo que no existía por aquel entonces, y no se han tenido en  cuenta las implicaciones que podría haber sobre las otras artes o sobre  la vida en general. No necesariamente la fotografía en sí tiene porqué  suponer ningún cambio, aunque tal vez si el avance de la ciencia que  ello implica. Es por eso que es más útil situar al autor en el mundo  actual que no la fotografía en el mundo de entonces. Así y todo aquí  vamos a centrarnos en las artes y no en los cambios que podría implicar  en su filosofía los distintos avances tecnológicos y la prolongación de  la historia que ahora forma parte de la humanidad y que Schopenhauer no  vivió.
SCHOPENHAUER
Arthur Schopenhauer (1788-1860) se sitúa frente al pase de la Ilustración  al Romanticismo en el caso del arte y al idealismo en filosofía. El  romanticismo reivindicaba lo oscuro, lo raro, extraño, enigmático, lo  misterioso, la muerte, lo pasional. La  Ilustración  por el contrario fue un momento cumbre en la humanidad, donde hubieron  un gran número de descubrimientos, existe una enorme confianza en la  razón y en que el saber implicaría justicia. Opuesto al romanticismo, en  la ilustración se tenía una visión de la realidad como algo claro, con  muchas ilusiones y optimismo. El idealismo viene directamente  relacionado con la ilustración, siendo a la vez racional e ideal, con  aspectos extraños, pero siempre optimista. Posteriormente, surge la  aparición del realismo en el arte, con una mirada crítica y  desencantada. Ya no hay lugar para el optimismo, se escribe sobre gente  pobre, sobre la injusticia, etcétera. Como a Dickens corresponde en el  arte de la época, Schopenhauer lo hace en la filosofía. Una mirada de  denuncia, que con el tiempo los historiadores lo han llamado la  filosofía de la sospecha, debido a que cuestiona todo constantemente, es  prudente, cree en un engaño universal. Se inaugura una actitud, que  después revertirá en los tres grandes discípulos de Schopenhauer:  Nietzsche, Marx y Freud.
Schopenhauer  aparece en la época de esplendor de la cultura alemana. En literatura  destacaban Goethe, Schiller, Hölderlin, Novelis, Tieck, Eta Hoffmann… En  filosofía Schleimarcher, Finchte, Schelling, Hegel… Y finalmente en la  música nos encontramos con el gran Bethoven, Schumann, Brahms, Wagner…  Debido a la gran cantidad de genios del momento, a Schopenhauer siempre  le costó destacar, más aún teniendo en cuenta su visión del mundo,  completamente opuesta a la corriente del momento. Además, cabe destacar  la autonomía de Schopenhauer, ya que no dependía de ninguna institución  ni de nadie económicamente para así no estar limitado y tener la  libertad de decir lo que quisiera. Nunca  hizo carrera académica. Dio clases de forma puntual, pero jamás se  integró en el mundo universitario. Fue un pensador marginal, de vida  discreta.
Lo  que indujo a Schopenhauer a la filosofía fue el factor del dolor y la  injusticia, el cual se agravó en sus viajes por Europa (con su padre  como comerciante) y con la posterior muerte de su padre en 1805, de  causa incierta. Para Schopenhauer era muy importante el arte,  asistiendo regularmente a conciertos y obras de teatro. Asimismo, leía  regularmente publicaciones científicas, en especial de biología, que  pasa a ser la ciencia fundamental en lugar de la física y las  matemáticas.
Schopenhauer  es el primer filósofo en afirmar que no debe comenzar por la metafísica  ni por la epistemología, sino por la ética. El problema más importante  es por qué existe el dolor, por qué existe el mal. La vida consiste en  luchar por la propia supervivencia contra la enfermedad, las catástrofes  naturales, las injusticias sociales, las guerras… Los filósofos deben  responder a estas cuestiones, porque son las que realmente afectan a la  vida de las personas.
EL DRAMA DE LA  HUMANIDAD
¿Por  qué existe el dolor? ¿Por qué existe el mal? Esas fueron las  principales inquietudes y bases en la filosofía de Schopenhauer. El  mundo es un lugar terrorífico, injusto y cruel, donde todos los seres  vivos, humanos y no humanos, están condenados a vidas de sufrimiento.Vivimos  en un mundo sin Dios en el que el mal forma parte de todo. El mundo,  tal como es dado, es mera representación. Schopenhauer elaboró una  teoría donde la Voluntad es el origen de todo dolor y mal. El hombre es un sujeto poseedor de la Voluntad, ésta es irracional. Solo mediante la contemplación de las ideas se permite al hombre desligarse del dolor que la  Voluntad produce al consistir en un afán perpetuo. Asimismo, la Voluntad es el fondo último de la realidad que no se halla limitada por el espacio, ni el tiempo, ni la causalidad.
“Todo  querer nace de una necesidad, por consiguiente, de una carencia y, por  lo tanto, de un sufrimiento. La satisfacción pone fin a este, pero para  un deseo satisfecho hay al menos diez que no lo son”1
Schopenhauer  no cree que haya un progreso en la historia, aunque se aparente. Los  humanos cometen constantemente los mismos errores una y otra vez  cíclicamente. Los esclavos de la Voluntad  están condenados a una eterna repetición de lo mismo, donde el tiempo  es marcado por la naturaleza, no por la historia. El mundo no está  gobernado por Dios ni este es la esencia de todo, sino que vivimos en un  mundo en el que la realidad es irracional. La razón aparece en el  hombre posteriormente, no es la fuerza creadora. Surge como mecanismo de  defensa, instrumento de supervivencia, el cual tan solo forma parte del  ser humano sin ser la esencia de él, como también forman parte los  instintos, los sentimientos y las pasiones.
La  vida trata de una cadena de deseos insaciables en una ansiedad  permanente, sin descanso. Por tanto, la satisfacción cesa el  sufrimiento, pero solo de manera breve y escasa. La necesidad por el  contrario es infinita, pese a que a menudo nos parece que ha quedado  saciada al fin. Alcanzar la paz no se da nunca en los hechos diarios  impulsados por la creencia de vivir en un mundo ordenado, ya que el  sufrimiento es la raíz de cada paso que damos. El ser humano avanza,  retrocede y gira en función de esos momentos de dolor y placer que,  intermitentes, crean una senda que no tiene más fin que la muerte.  Oscilamos entre este dolor y placer debido a la necesidad de desear  manteniéndonos alejados del sosiego. La Voluntad, irracional y dolorosa, nos impulsa a desear vivir y a desear todo aquello que sea necesario para la vida misma. Somos, cada uno de los que formamos parte de la humanidad, esclavos de la  Voluntad.
La Voluntad  es una sola, única, absoluta, ilimitada, aliena a la pluralidad, el  espacio y el tiempo. Se encuentra en todos los seres, orgánicos y no  orgánicos, en su esencia, en lo más íntimo de ellos. En cada ser se  encuentra esta Voluntad ciega que lucha por la supervivencia, y eso  condena a todos estos seres a dos formas de sufrimiento, a los dos  mayores problemas de la humanidad: el deseo incesante y el  enfrentamiento entre todos los individuos. Para encontrar la paz no te  puedes dejar llevar por la  Voluntad,  hay que hallar otro camino. A su vez, todos compiten por realizar sus  deseos, por unos mismos recursos, viéndose obligados a enfrentarse entre  ellos. Una guerra sin fin de todos contra todos.
LA CONTEMPLACIÓN ESTÈTICA
“Pero  cuando una circunstancia exterior o nuestro mismo estado de ánimo nos  arranca, de improviso, al torrente sin fin de la voluntad y emancipa  nuestro conocimiento de la esclavitud del deseo, la atención ya no se  dirige a los motivos de la voluntad, sino que concibe las cosas libres  de sus relaciones con el querer, por consiguiente, de un modo  desinteresado, sin subjetividad, de una manera puramente objetiva,  entregándose a ellas plenamente, en cuanto son puras representaciones y  no meros motivos; entonces la tranquilidad, buscada antes por el camino  del querer y siempre huidiza, aparece por primera vez y nos colma de  dicha” 2
             Se trata del estado indispensable para el conocimiento de la idea. Tras  la postura que adopta Schopenhauer ante la vida, ofrece los remedios  efectivos contra este dolor de la existencia. Afirma que la  contemplación estética es sin lugar a dudas la única vía posible hacia  la tranquilidad y, por consiguiente, hacia la felicidad. Hacia la  concepción de las Ideas. El arte reproduce las Ideas que se obtienen  tras la contemplación. Se puede definir el arte entonces como una manera  de considerar las cosas que no contiene el principio de razón, propio  de la experiencia y la ciencia.
             El arte lo produce sobretodo el genio, la esencia del cual consiste en  una excepcional capacidad para dicha contemplación. La genialidad no es nada más que la objetividad máxima, contrario a la Voluntad. Entre  sus formas de ensanchar su visión frente a la realidad en la que vive  se halla la fantasía, indispensable para el genio y no por ello signo de  genialidad. Lo lindo es lo contrario a lo sublime, y es aquello que  estimula la Voluntad porque le concede una satisfacción ipso facto.  El genio carece de prudencia y de razón; abunda de pasiones y  sentimientos, hasta se confunde con la locura. Cabe destacar que el  genio no es el único capaz de apreciar las obras de arte ni de  producirlas, sino que todos los hombres tienen esta cualidad, aunque tal  vez en distintos grados de desarrollo. Hay que optar por un carácter de  desinterés y no de utilitariedad.
             Por tanto, la contemplación del arte nos libera de los ávidos deseos.  El goce desinteresado de lo bello nos aquieta y proporciona la calma,  alejándonos del círculo vicioso del querer, necesitar y sufrir. Las  Ideas eternas nos son reveladas a través del arte en varios grados, que  pasan sucesivamente por la arquitectura, la escultura, la pintura, la  lírica y finalmente la música.
La  arquitectura se sitúa en el grado ínfimo de objetividad. Con el arte de  la arquitectura las ideas se exteriorizan gracias a la dureza, la  solidez, la cohesión y el color de la piedra. A su vez, tiene cierta  relación con la luz, la cual nos muestra diferentes bellezas a la luz  del día y a la luz de la luna. El arte de la jardinería también es  relevante en la contemplación estética, pese a tener desventajas frente a  la arquitectura, ya que la jardinería no depende de si misma y lucha  contra la misma rebeldía de la  naturaleza.
Las  siguientes artes plásticas son la escultura y la pintura. En la  escultura tiene prioridad la forma, tal y como dice Schopenhauer, la  belleza del equilibrio y la gracia del movimiento. En la pintura  manifiesta propiamente las pasiones, los deseos, el carácter, la  interioridad. Existen diversos tipos de pintura y escultura que se  sitúan en distintos grados hacia la Voluntad. En el rango menor encontraríamos la pintura de paisajes, donde el  pintor nos muestra la  Naturaleza con sus ojos, experimentando así nosotros una completa ausencia de la Voluntad. Seguidamente  se encuentra la pintura y escultura de animales. Se suelen representar  los más bellos, como el caballo, el león, el lobo o las ovejas. La  pintura histórica y la escultura tienen el próximo gran papel, donde se  alcanza el más alto grado de objetivación.  El motivo por el cuál la  histórica se sitúe por encima de la animal es que la animal no posee el  carácter individual, solamente el genérico, mientras que en la  representación del hombre ambos existen.
“Parece decir a la Naturaleza: “Esto es lo que tú querías decir”, y el inteligente repite: “Sí, esto era”.” 3
En  las artes literarias, especialmente la lírica, el poeta emplea  símbolos, metáforas, hipérboles y otros recursos literarios a través de  los cuales comunica las ideas. Representa la propia intimidad, el hombre  que pretende hacer una representación de sí. Es por ello que en las  artes literarias predominan las emociones, el pensamiento y los deseos.  La condición real de la existencia humana es representada a través de  una modalidad de arte lírica: la tragedia. Se trata de la imagen pura  del dolor de la humanidad, donde triunfa la muerte y el mal, donde el  destino es inexorable y se burla de los esclavos sometidos a la Voluntad.
            Como  punto cumbre de la contemplación estética se encuentra la música, que  actúa como lenguaje universal de claridad insuperable, con la mayor  capacidad comunicativa. Provoca una sensación en quien la escucha muy  íntima y personal. Schopenhauer defendía una correlación entre los  grados de objetivación de la Voluntad  y los sonidos musicales, donde los más bajos son la a la armonía lo que  la naturaleza inorgánica es a la forma de vida superior.
LA FOTOGRAFÍA
La fotografía (de foto- [griego φωτο-, de la raíz de φῶς, φωτός, luz] y -grafía [griego -γραφία, de la raíz de γράφειν,  escribir]) es un proceso que consiste en capturar imágenes y  almacenarlas en un medio material sensible a la luz, ya sea la película  sensible o sensores CCD y CMOS principalmente. En el proceso la luz  entra por la óptica durante un tiempo de exposición determinado, creando  así una imagen en el soporte sensible.
La  fotografía como tal tuvo varios antecedentes, desde la primera cámara  oscura en 1521. Hasta principio del siglo XIX no se obtuvieron las  primeras imágenes fotográficas, la más antigua conocida como Vista desde la ventana de Le Gras,  en 1826, hecha gracias a la cámara oscura y un soporte sensible con  sales de plata. Pero en aquel entonces eran necesarias ocho horas de  exposición a plena luz del día. En 1839 Louis Daguerre  inventó el  daguerrotipo, que reducía bastante los tiempos de exposición. Fue muy  popular en la época ya que era muy útil para retratos que se  empezaron a  extender entre la clase media burguesa de la Revolución Industrial.  En 1851 el método del colodión marcó una diferencia en la historia de  la fotografía, creado por el escultor y fotógrafo Sir Frederick Scott  Archer, donde ya se acercaba a la imagen instantánea con una exposición  15 veces inferior a la del mejor daguerrotipo. Pese a que el soporte  inicial fue el vidrio, acabó aplicándose también sobre el cuero, el  papel y otros plásticos y cerámicas. Ya en 1937 se desarrolló la  fotografía sobre papel llamado el calotipo, por Talbot y Bayard, donde  ya se había reducido el tiempo de exposición a unos 30 segundos. La  posibilidad de la imagen instantánea en una época donde el retrato era  la finalidad de la fotografía, hace que empiece a aparecer la imagen del  fotógrafo callejero. En 1907 se pusieron a disposición del público en  general los primeros materiales comerciales de película en color, por  Auguste y Louis Lumière. En 1923 aparece en el mercado una máquina  fotográfica ligera, versátil y nueva: la Leica. La  fotografía ha avanzado tanto en los últimos años que actualmente se  puede disparar a velocidades superiores a la millonésima de segundo, y  se puede fotografiar tanto el interior del cuerpo humano como lejanos  planetas.
La  fotografía abarca muchos campos (el científico, periodístico,  etcétera), pero considerar la fotografía como arte fue un proceso muy  discutido. Tal dilema surgió a partir de los pintores retratistas,  muchos de los cuales pasaron a la fotografía retratista por la comodidad  que ésta representaba. Más tarde surgió el naturalismo, buscando imitar  la naturaleza de manera que pareciera lo más real posible, de manera  objetiva. De nuevo la fotografía superó a la pintura ya que el realismo  que aporta la fotografía es casi perfecto. Así pues partió de la pintura  el lenguaje artístico fotográfico. Pero el campo se amplió gracias a  nuevas técnicas, como la captura del movimiento, los extraños encuadres,  la combinación de extrañas luces, etcétera.
LA FOTOGRAFÍA Y LA CONTEMPLACIÓN  ESTÉTICA
“De todas las cosas creadas, la más hermosa de todas es la luz: es el símbolo de todo lo bueno y de todo lo saludable. […]  La ausencia de luz nos pone tristes, su retorno nos devuelve la  alegría; los colores excitan en nosotros un vivo gozo, que alcanza su  más alto grado cuando se hacen transparentes. Todo ello proviene de que  la luz es un correlato y la condición del más perfecto conocimiento  intuitivo, único que no afecta inmediatamente a la voluntad.”4
Como hemos visto anteriormente, la fotografía se define como una manera de escribir con luz.  La luz ocupa en la fotografía un papel base, ya que sin ella, no existe  fotografía posible. Podríamos decir que la fotografía es la ciencia de la luz. Schopenhauer nos da una explicación sobre la luz, en que ésta es la más hermosa de las cosas creadas. Hermosura significa “Belleza de las cosas que pueden ser percibidas por el oído o por la vista”  (RAE). Si hermosura implica belleza, y por tanto se considera la luz  como algo bello, la fotografía al constar básicamente de luz, formará  parte de las cosas más bellas. 
“La  luz es al conocimiento lo que el calor a la voluntad. Es el más  preciado diamante de la corona de la belleza y ejerce un influjo  decisivo en el conocimiento de todo lo bello.”5
Tal  como habla Schopenhauer de la luz podemos aplicarlo también a la  fotografía, ya que es gracias a ella (junto con la luz) que no solamente  conoceremos todo lo bello, sino que además lo capturaremos en el  espacio y el tiempo, como haría el genio pintor con su obra, ofreciendo  posteriormente una contemplación de la imagen tomada a todo ser humano  dotado de vista. Tanto como bella puede ser sublime una fotografía,  reconociendo que nos encontraremos frente a lo bello cuando la  contemplación estética se produzca sin resistencia alguna, simplemente  porque existe una ausencia de la voluntad; mientras que frente a lo  sublime será requerida una lucha a la Voluntad.
Se  pueden encontrar puntos comunes entre la fotografía y los artes de  la  contemplación estética, sea la escultura, la arquitectura, la  jardinería, la pintura, la música o la lírica. Pero para situarla en  alguno de los grados correspondientes frente a la Voluntad,  cabe ver cuales de estos puntos comunes son de mayor relevancia. Por  ejemplo, la dureza y solidez de la arquitectura no son propias del mismo  soporte de la fotografía, aunque sí pueden ser características de  aquello que se ha fotografiado (un edificio mismo). La relación que  tiene la arquitectura con la luz queda bien reflejada en una fotografía,  sea la luz diurna o nocturna. Así mismo, el arte de la jardinería puede  verse reflejado en una fotografía, ya que ésta puede captar la  naturaleza en un estado muy próximo a la realidad.
Aquello  que hace tan peculiar a la escultura, sea la belleza del equilibrio y  la gracia del movimiento, puede ser caracterizado también por una  fotografía. Sobretodo cabe destacar la gracia del movimiento, que no  puede ser captada de manera tan perfecta por una pintura, mientras que  los tiempos de exposición pueden ofrecernos una amplia gama de visiones  de cada movimiento, que incluso pueden llegar a ser más reales que los  de la propia escultura. La mirada y el color propios de la pintura  abundan de belleza, y pueden verse también en la fotografía, pese a no  ser esenciales al carácter. Un gran punto de la fotografía es que reúne  el aspecto más importante de la escultura y el de la pintura, y es que  dota a sus imágenes de carácter y belleza del color. Al igual que con la  pintura, la fotografía fija escenas aisladas, crea obras que  inmovilizan su curso del tiempo, elevando lo individual a la categoría  universal. 
             Así como existen diversos tipos de pintura, también existen diversos  tipos de fotografía. Eso implicaría que hay campos de la fotografía más  valiosos que otros para la contemplación estética. Un claro ejemplo de  ello sería la fotografía de desnudo: cuando una obra despierta en  nosotros ideas lascivias, despertando el apetito, el vicio hacia lo  carnal, anula por completo la contemplación estética y se desvirtúa el  fin artístico. En la pintura y la escultura antiguas este efecto no se  produce ya que la completa desnudez de sus figuras fue concebida por el  artista de manera objetiva, relevando la belleza sin espíritu subjetivo.  Es por ello que, según Schopenhauer, se debe evitar en el arte todo  aquello que sea seductor, descartando la posibilidad de que la  fotografía de desnudos se considere artística (a no ser que sea  puramente objetiva como en los antiguos). Otro género descartable es  todo aquel que tenga relación con lo repugnante, que así como con la  seducción, perturba la contemplación estética. No por ello lo feo  (siempre y cuando no repugne) debe descartarse del arte. La  caracterización puede ser más o menos fea, pero esencial en uno de los  altos grados de arte (escultura), y de hecho un exceso de  caracterización puede llegar a suponerse feo, limitando la belleza.
             La tragedia puede ser representada en cierta forma en una fotografía,  dotándola de más realidad que lo que podría hacer la pintura. Cabe decir  que la fotografía no alcanza el grado de comunicación que existe en la  lírica, y aún menos en la música. Sigue quedando ésta última como la  cumbre de la contemplación estética gracias a su capacidad comunicativa  universal.
CONCLUSIONES
¿Habría  considerado Schopenhauer la fotografía como arte digno de las  características que ofrece la contemplación estética siendo ésta la cura  al diagnóstico de sufrimiento que nos ofrece de la vida si ésta hubiera  existido a principios del siglo XIX? Teniendo en cuenta la gran  cantidad de puntos comunes con las diferentes artes, es muy probable que  la hubiera tomado también Schopenhauer en consideración. La importancia  de la luz en la fotografía es mayor que en cualquier otro arte, y la  importancia de la implicación de la luz para la belleza en Schopenhauer  es un punto de gran relevancia. No por ello único, ya que otras artes  como puede ser la jardinería, la lírica o la música no necesariamente  necesitan la luz para darse.
¿En qué grado situaría la fotografía frente a las otras artes en la escala objetiva cara a la Voluntad?  Según lo visto, podemos considerar que la fotografía está en más alto  grado que la arquitectura y la jardinería. Con aquello que más  similitudes guarda es la escultura y sobretodo la pintura, pero  precisamente por constar de las características más importantes de ambas  se sitúa por encima de ellas. El límite se lo encuentra sobretodo  frente a la música, colocándose por debajo de ella.
La  fotografía tiene una relación directa con la realidad que no aparece en  ninguno de los artes descritos por Schopenhauer, así como el cine.  Existe una relación real con el objeto. Cuando nos referimos a la  fotografía en relación a las teorías de Schopenhauer hay que valorar que  ésta mantiene una dimensión de reproducción de la realidad y de  reproducción en sí, pudiéndose hacer varias copias de una sola toma,  como también puede actualmente grabarse la música y volver a  reproducirla más adelante. ¿Consideraría Schopenhauer las reproducciones  musicales grabadas igual de artísticas y válidas en cuanto a su teoría  de la contemplación estética como con la misma obra en directo? 
Es  muy probable que esta relación tan directa con lo real planteara más  preguntas al filósofo. Lo bonito y al mismo tiempo dramático de la  fotografía es que en ella existe una intención de representar alguna  cosa junto con algo que realmente estuvo allí, dando paso a las pequeñas  distorsiones las cuales pueden ser debidas al encuadre o el color, pero  siempre a pesar de todo el objeto, la escena, aquello representado en  una fotografía, necesariamente tiene que haber sido real durante un  instante. Siendo la fotografía una huella de algo que ha existido y que  no necesariamente tiene porqué seguir existiendo, tal vez representa una  idea de “la muerte” de las cosas y de los momentos que nunca serán  igual al estadio anterior.
 Solveig Möller Gandol
Junio 2010
NOTAS
1-      A.SCHOPENHAUER, El mundo como voluntad y representación I. Losada, 2008. Página 297
2-      Ibídem, Página 298.
3-      Ibídem, Página 330
4-      Ibídem, Páginas 301-302
5-      Ibídem, Página 306
BIBLIOGRAFÍA
-          SCHOPENHAUER, ARTHUR. El mundo como voluntad y representación I. Losada, 2008.
-          FERRATER MORA, JOSÉ. Diccionario de filosofía. Ariel, 2009.
-          FÁTIMA MARTÍN SANCHEZ, M.ª ANGELITA. Arte y liberación en Schopenhauer. 1989.Vía: solveigphilo







 







 
 
 
 
 
0 comentarios:
Publicar un comentario