martes, 5 de julio de 2011

La filosofía está amenazada: Alain Badiou y el segundo manifiesto por la filosofía.





El pensador francés Alain Badiou sostiene en su obra "Segundo manifiesto por la filosofía" que la filosofía contemporánea está amenazada por la banalización del discurso periodístico, que convirtió un dispositivo de saber "en una máquina de producir opiniones y opinólogos".

Pablo E. Chacón


En la obra, publicada por la casa Manantial, el autor retoma el método de "denuncia" que utilizó en su primer manifiesto, editado en 1989, cuando el politólogo norteamericano Francis Fukuyama anunciaba "el fin de los grandes relatos" y se derrumbaba el llamado "socialismo real" en los países de Europa del Este.

"Publiqué mi primer `Manifiesto por la filosofía` en 1989. ¡Créanme, no eran tiempos felices! El entierro de los `años rojos` que siguieron a mayo del 68 con interminables años de Mitterrand, la petulancia de los `nuevos filósofos` y de sus paracaidistas humanitarios", escribe el también dramaturgo.

Badiou nació en Rabat, Marruecos, en 1937; sus estudios los hizo en la Ecole Normale Supérieure de París entre 1956 y 1961. En 1999 fue nombrado director del Departamento de Filosofía de esa casa de estudios.

Discípulo aventajado de Louis Althusser, más tarde militante maoísta, nunca dejó de escribir, dar clases y estudiar. Publicó "Teoría del Sujeto", "Deleuze, el clamor del ser", "El ser y el acontecimiento", "Breve tratado de ontología transitoria", "Un siglo", "Pequeño panteón portátil", "Lógica de los mundos" y "La filosofía, otra vez".

Su primer "Manifiesto..." era una reacción contra el triunfalismo de la globalización financiera que intentó lapidar a la filosofía, en un momento histórico singular, que coincidió con la caída del muro de Berlín, convirtiendo a esa práctica en una sierva de la economía.

Este segundo trabajo encuentra al pensador en una situación diferente. "Si en aquella época (1989), la filosofía estaba amenazada en su existencia, hoy en día se podría decir que también está amenazada, pero por un enemigo más insidioso que se infiltra en el sentido común", advirtió Badiou.

"Es que la `filosofía` está en todos lados. Sirve de razón social a los paladines mediáticos. Anima cafés y centros de puesta en forma y bienestar. Tiene sus revistas y sus gurúes", dice.

Pero ¿no se repite a diario (y en diarios) que la filosofía también es un modo de `aprender a vivir`, es decir, de `expulsar` la angustia, si es que eso fuera posible o deseable? Contra ese modo de producción intelectual reacciona este francés que además titula su último libro "Elogio del amor" (como la película homónima de Jean-Luc Godard, de 2001): amor al saber, que no es lo mismo que elogiar al hedonismo cómodo, bienpensante y cobarde que, salvo excepciones, es señal de época.

"La filosofía -prosigue Badiou- es universalmente convocada, desde los bancos hasta las grandes comisiones de Estado, para disertar sobre la ética, el derecho y el deber, justamente aquello que es su más antiguo enemigo: la moral conservadora".

Así las cosas, este segundo manifiesto es una intervención política puntual que "intenta iluminar mucho más allá de la figura del hombre (...) hasta ese punto donde, en el claro de la Idea, la vida deviene algo totalmente diferente de la supervivencia".

Supervivencia: es la palabra con que el pensador elude las críticas del materialismo más elemental, más retrógrado, que supo acusarlo de idealista: "si contrariar a la ideología de la opinión es ser idealista, entonces alguien no entendió al materialismo", insiste Badiou.

La situación política del planeta en estos veinte años ha cambiado de manera radical. Este intelectual "internacionalista", según se autocalifica, trabaja mano a mano con los inmigrantes en su país, y fue uno de los primeros en saludar las movimientos del norte de Africa.

Pero advierte contra la rápida calificación de "revolución democrática" con que la prensa hegemónica se apuró a etiquetar ese estallido social, como si la virtud del levantamiento estuviera en Europa y los Estados Unidos y no en el propio Magreb.

Al respecto, su discípulo argentino, Raúl Cerdeiras, en diálogo con Télam desliza que "la cuestión de las redes sociales, twitter, facebook, etcétera, no creo que hayan ocupado el pensamiento (del filósofo)".

"Lo importante es la gente en la calle, el poder de la multitud resistiendo. Si después de esto, sucede que el Magreb se estabiliza según los protocolos de la democracia a la europea, habrá que ver. Pero también puede suceder otra cosa. Y quizá lo central sea pensar la potencia del pueblo", sostiene.

Badiou no es de los más conformistas: "Veinte años después de aquel librito, difícilmente se pueda descender más bajo en el orden del poder estatal. En Francia, Sarkozy. En el planeta, el militarismo norteamericano. En el orden policial, los controles inmigratorios, las leyes criminales, los muros, los alambrados", sostiene en su libro.

Y volviendo a la filosofía, "estamos en el reino de la opinión, de los sondeos de opinión, de la evaluación permanente: suponiendo que una sociedad componga un conjunto consistente, se deduce de esas mediciones que nuestra sociedad piensa esto, esto y esto", explica el pensador francés.

Y remata, "lo interesante es que no existen las sociedades que compongan sociedades consistentes, por lo cual pueden imaginarse diversos puntos de fuga. ¿Hacia dónde? Es algo que la filosofía tendrá que pensar".

Vía: telam.com

1 comentarios:

El periodismo y el opinadero (la mera doxa, en su actualidad)son fuentes inagotables de confusión y manipulaciones.

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