Por Gisela Emma Saccavino
gsaccavino@diariouno.net.ar
Pasa de Nietzsche a Givenchy, de Nicolino Locche a Sabato y de los varietales a sus preferencias de vestirse para cada ocasión con una soltura envidiable. A pesar de dedicarse a una profesión vinculada a la fuerza masculina, Carla Romina Weiss (28) destila femineidad y confiesa que se encarga particularmente de que así sea.
La mendocina planea este año rendir sus tres últimas materias y obtener el título de profesora de Filosofía en la Universidad Nacional de Cuyo.
Al mismo tiempo, esta versátil joven ha realizado una exitosa carrera en el campo del boxeo, en el que ha peleado varias categorías, desde minimosca hasta supermosca, aunque, asegura, que se siente más cómoda en la última. Como profesional Carla ha mantenido cinco peleas. ¿Los resultados? Cuatro triunfos y un empate.
Acostumbrada a afrontar desafíos de lo más diversos, aceptó gustosa la invitación de Escenario & tendencias para realizar una producción fotográfica de moda, en la que, según aseguró, se sintió muy cómoda. En esta entrevista la rubia evidencia la soltura con la que se maneja en sus múltiples facetas.
–¿Las tendencias de moda suelen llamar tu atención?
–Tengo que reconocer que me gusta estar prolija, me gusta dar una buena imagen. Sobre todo en el contexto del boxeo, me interesa conservar la feminidad, pero no soy una persona abocada por completo al mundo de la moda. En general, no me fijo en las tendencias ni me enloquezco por saber qué es lo último que sale, más bien le doy una importancia funcional.
–¿Sos coqueta?
–Lo justo y necesario. Fundamentalmente me fijo en estar bien vestida según cada ocasión, soy muy ubicada en eso. Por ejemplo, si voy al gimnasio, me visto bien pero no exagero, lo mismo si estoy en la facultad. Cuando salgo de noche es otra cosa, o sea, el tema de la indumentaria tiene que ver con cada contexto.
–Hablemos de las elecciones de tu vida, particularmente de esa extraña fusión que conforman la filosofía y el boxeo. ¿Cuál surgió primero?
–La filosofía. De hecho, cuando empecé a boxear estaba terminando el cursado, es decir, estaba cerrando esa etapa. En ese momento se despertó mi pasión por el deporte y comenzó a absorberme la vida. Me apartó bastante de la filosofía e incluso de mis amistades, pero el boxeo es así: si te decidís por la competencia de alto rendimiento, ya no podés hacer mucho más.
–¿Pensás ejercer en el campo de la filosofía en algún momento?
–Sí, quiero terminar la carrera este año y dejarla “guardada en el closet” un tiempo para poder dedicarme de lleno y sin preocupaciones al boxeo, porque hoy por hoy estoy en la mitad de todo, no tengo resuelta la carrera ni el deporte. Entonces la idea es cerrar la etapa del estudio académico y seguir ocupándome, siempre que los resultados me acompañen, al deporte. Una vez que el cuerpo mande, dejaré el boxeo y me dedicaré nuevamente a los libros. Uno nunca los deja, porque un verdadero amante de la lectura no puede alejarse de ellos, pero una carrera te ocupa tu vida no te ocupa una horita nada más. Y no es mi propósito desmerecer ninguno de los dos campos.
–Pero se observa un punto positivo de en el hecho de haber recorrido ambas disciplinas en simultáneo: ambas han cristalizado en lo que será la tesis de tu carrera...
–Exacto, allí se verá plasmado por primera vez el vínculo entre la filosofía y el boxeo: la voy a trabajar sobre las relaciones de poder que se mantienen en el deporte de los puños, tanto entre el púgil y su entrenador como en el cuadrilátero mismo, donde hay una tensión de fuerzas por ganar el centro y obviamente, también lo que involucra la parte del negocio del boxeo, que es un tema siempre vigente.
–¿Y qué autores, por ejemplo, utilizaste como marco teórico? Por supuesto, el primero en quien una piensa es Michael Foucault...
–Exactamente, obviamente lo analizo desde una mirada contemporánea, por lo que Foucault es uno de ellos, y también Friedrich Nietzsche, entre otros.
Ping pong ecléctico
–¿Tu filósofo de cabecera?
–Friedrich Nietzsche.
–¿Un boxeador?
–El filipino Manny Pacquiao.
–¿Un escritor de ficción?
–Te nombro una que me enamoró en el último tiempo: Marta Oliveri.
–¿Y un libro?
–Dos: Memorias del ángel caído, de esa autora, y Rope Burns: Stories From the Corner, de F.X. Toole, que se hizo famoso por la versión cinematográfica: Million Dollar Baby, de Clint Eastwood, y es la historia del boxeo vista a través de la literatura.
–¿Un varietal?
–El Malbec.
–¿Un perfume?
–Ángel o Demonio, de Givenchy.
–¿Qué elegís para vestirte a diario?
–Generalmente ropa deportiva, porque entreno todo el día.
–¿Y cuál es tu prenda comodín?
–Las calzas o las faldas pantalón.
–¿Y para la noche?
–Depende del lugar, pero una falda corta, también calzas, unas buenas botas o las prendas de cuero.
Vía: diariouno.com.ar
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