miércoles, 12 de octubre de 2011

Hegel contra sus intérpretes







Eduardo Vásquez

Las injusticias contra Hegel tienen en parte apoyo en lo que escribe Marx en su crítica a la Filosofía del derecho. Cuando Marx se refiere a Lutero comienza por un elogio: "Lutero venció, efectivamente a la servidumbre por la devoción, porque la sustituyó por la servidumbre a la convicción. Acabó con la fe en la autoridad, porque restauró la autoridad de la fe.


Quien esté interesado en Hegel, en comprenderlo, tiene que tener en cuenta la admiración del filósofo por el reformista. En su exposición de la Reforma (Lecciones sobre la historia de la filosofía, F.C.E., Tomo III), Hegel admira a Lutero por haber hecho con la Reforma importantes contribuciones a la libertad.

El espíritu, con Lutero, recupera la tierra, se renuncia al más allá, a todo lo que hasta ahora había vuelto la espalda, empieza a significar algo para él. Hegel vuelve aquí a lo que ya había expuesto en la Fenomenología, en la conciencia desdichada. La Iglesia valoraba más el celibato, y el ascetismo que el matrimonio, pero Lutero convirtió al matrimonio en una institución divina; la Iglesia consideraba a la pobreza más digna de ser apetecida que la riqueza y daba más merito el vivir de limosna que sostenerse honradamente con el trabajo; ahora, dice Hegel, empieza a comprenderse que lo moral no es la pobreza, sino vivir con su trabajo y vivir contento con lo que así se obtiene y se crea. Y también Lutero reemplazó el voto monástico que era una obediencia ciega, opresiva de la libertad humana por la conciencia de la libertad, la cual, como el matrimonio y la posesión de bienes materiales, era un don divino.

Hegel asegura que es de Lutero de quien arranca el movimiento de la libertad del espíritu en su propia médula. Por ese movimiento gracias al cual el propio pensamiento y el propio saber del hombre se sienten satisfechos con lo que hace y encuentra alegría en sus obras, considerándolas como algo lícito y legítimo, "esta validez de lo subjetivo, necesitaba ahora una superior corroboración suprema para sentirse plenamente legitimada y elevada incluso al plano del deber absoluto". Leyendo estos textos de Hegel no cabe duda alguna de que la conocida tesis de Max Weber sobre la influencia del protestantismo en la revolución capitalista, ya había sido puesta al descubierto por Hegel. Recordemos que el filósofo sostuvo que no podía haber revolución alguna sin revolución religiosa. ¿Cómo podría haber revolución económica si se declara que la riqueza es mala y se convierte en virtuoso al indigente, se sostiene que primero pasa un camello por el ojo de una aguja que un rico, si guiarse por la obediencia ciega tiene un valor superior que guiarse por la propia conciencia? El poder de la autoridad de la fe paraliza la libertad humana, necesaria para el desarrollo del liberalismo y del capitalismo.

Las injusticias contra Hegel tienen en parte apoyo en lo que escribe Marx en su crítica a la Filosofía del derecho. Cuando Marx se refiere a Lutero comienza por un elogio: "Lutero venció, efectivamente a la servidumbre por la devoción, porque la sustituyó por la servidumbre a la convicción. Acabó con la fe en la autoridad, porque restauró la autoridad de la fe. Convirtió a los curas en seglares, porque convirtió a los seglares en curas. Liberó al hombre de la religiosidad externa, porque erigió la religiosidad en el hombre interior.

Emancipó de las cadenas al cuerpo, porque cargó de cadenas al corazón" (Grijalbo, Pág. 10). Hay elogios, Lutero siempre liberó, pero hay también duros reproches; libera, pero coloca nuevas cadenas. Sin embargo, Marx reconoce un enorme mérito a la Reforma; "el pasado revolucionario de Alemania es, en efecto, un pasado histórico: es la Reforma. Como entonces en el cerebro del fraile, la revolución comienza ahora en el cerebro del filósofo". El fraile inicio una revolución. Sin esa, ¿habría sido posible otra? Leyendo los textos de Hegel no es poco lo que el mundo le debe a Lutero.

Acerca de la crítica de Marx de que Lutero "convirtió a los seglares en curas", Hegel mismo no lo ignoró, pero no en el mismo sentido que Marx. Dice Hegel: "Desaparece así la tradicional distinción entre el lego y el sacerdote, el lego deja de existir, pues el hombre, cualquiera que él sea, tiene que saber ahora, por sí mismo, qué es la religión y que es él en ella". Pero lo que es importante para Hegel, es que el Dios exterior, el Dios colocado en el más allá desaparece, y al desaparecer esta enajenación, desparece todo vasallaje espiritual del hombre (Lecciones sobre la historia de la filosofía, pág. 195). No otra cosa dirá Kant al responder a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración? Atreverse a pensar por sí mismo por haber llegado a la mayoría de edad. Para Hegel ese replegarse dentro de sí mismo es uno de los momentos esenciales de la libertad del espíritu: "este replegarse es la vida misma del espíritu, pues el espíritu carece de libertad cuando deja subsistir dentro de sí esta alteridad como algo extraño a él, bien como algo no asimilado, bien como algo muerto" (Ob. Cit. pág. 199). Analizando lo que escribe Hegel tanto en su historia de la filosofía como en su filosofía de la historia, vemos lo pernicioso de la afirmación de Heidegger según la cual no hay que tratar de leer a la Fenomenología con la ayuda de sus obras posteriores. Siempre encontraremos en las obras de Hegel los mismos temas de la Fenomenología. Es impropio de un filósofo, es hasta delictivo, referirse a lo que no conoce. Sus opiniones inducen a graves y perjudiciales errores.


Vía: analitica.com

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