El feminismo ha existido siempre a lo largo de la historia de la humanidad, y ha tenido distintas expresiones, radicales, de tipo religioso, político, social, etc. Se puede creer que el feminismo es concebido como ideología sólo por las mujeres, y que estas mismas han creado todo el andamiaje con el que hoy se ve construida muchas de nuestras sociedades. Un hombre que vivió entre los siglos 18 y 19 y, en cuya obra filosófica se describe la ideología feminista, además rompe con la idea de que son las mujeres pensadoras las que están del ideario feminista, es Immanuel Kant en su “Antropología desde un punto de vista pragmático”.
¿Pero que tiene que ver la feminidad con la civilización? El hombre irá acomodándose a los incentivos de la comodidad de la buena vida, que es como Kant definirá la felicidad, y estos conceptos comodidad y buena vida deben entenderse según Kant como femeninos. Lo que hace la civilización, tal como Kant lo describe, tomar al hombre de un estado de rudeza o natural, que Kant lo identifica claramente con la masculinidad, para civilizarlo. Esto último, según el mismo Kant, civilización quiere decir moralización y feminización del hombre.
La cultura es un elemento de feminización pero para Kant la cultura en si misma no es femenina ni masculina. La función que realiza la cultura es el de inducir lo femenino, desarrollarlo y hacerlo percibir. Esto está condicionado para Kant por la presencia de una situación favorable que no puede ser otra cosa más que la misma civilización.
La lucha entre el hombre y la mujer tiene un lugar concreto en la visión kantiana, el matrimonio. Por una parte Kant afirma que el hombre y la mujer están bajos los designios de las leyes naturales que constituyen la unión sexual de estos de un carácter perdurable de lo que llama unión domestica, que a su vez tiene como fin la procreación de la especie humana. Kant no deja libre de conflicto esta unión domestica, ya que él afirma que una de las partes tienen que estar sometidas a la otra como garantía para el orden. Es aquí lo interesante de en Kant es que el consenso no lleva a la armonía del matrimonio en vez es causa de discordia.
Talmente parece que en sus apreciaciones Kant hace un paralelo entre lucha barbarie- civilización, y femenino – masculino. En una sociedad civilizada ganaría mucho más la mujer ya que ella tendría, según como nos dice Kant, la capacidad de emplear los dones que la naturaleza le ha dado que son los de dominar los instintos del varón. En un estado salvaje la situación de la mujer se debilitaría ya que es una circunstancia que exige de la fuerza física y esto hace que la balanza se incline hacia la parte del varón. El estado salvaje convierte a la mujer en un animal doméstico que sigue al varón.
Lo que no queda bien claro en el discurso kantiano es por qué las cosas son como son. ¿Por qué se define algo como femenino y otra cosa como masculina? Y la pregunta más importante que debemos hacernos, en el caso de llegar a definir lo que es femenino y masculino, ¿cuál es la razón, si la hay, de que lo femenino tenga que ser la contraparte de lo masculino?
No parece mucho que lo femenino o lo masculino se pueda definir con exactitud por que tienen que ver con mucho de las normas, costumbres y la cultura en que el hombre y la mujer se desarrollan. Lo que si se puede determinar con exactitud es que si una persona es un hombre o una mujer, y en esto si que el determinismo biológico es incuestionable. A tal punto es así que lo que determina la biología se puede cambiar en forma, como los que se hacen operaciones de cambio de sexo, pero no en esencia, porque estos que se han cambiado de sexo son un varón o una hembra que se han cambiado de sexo a través de una operación.
Cuando nos planteamos lo femenino y lo masculino vemos que no todo está delimitado sino que es condicionado a otros factores. Hay quehaceres hogareños que hasta hace unos años atrás eran reservados solamente para las mujeres y por consiguiente se les tenía en cuenta como femeninos. Con el pasar de estos últimos años los movimientos femeninos y las tecnologías han cambiado la visión que se tenía de “los quehaceres de la casa” y ahora lo mismo el hombre que la mujer se dobla ante el fregadero o la máquina lavaplatos. No se debe decir que es la misma situación en todos los lugares, sino que en muchos lugares no se considera este trabajo como algo exclusivamente femenino. Otro ejemplo aun más ilustrativo es el de una prenda de vestir, el pantalón, el mismo hace unos anos atrás se concebía exclusivamente como exclusivamente masculino hasta que poco a poco se fue introduciendo su uso entre las mujeres, no sin que le tocará a muchas de las mujeres ser cuestionadas por este uso.
Podemos con exactitud definir algunos aspectos de lo femenino y lo masculino como por ejemplo, que el órgano sexual de la mujer es algo femenino así como el órgano sexual hombre es algo masculino, la maternidad se referirá siempre a algo femenino así como la paternidad a algo masculino. Estos aspectos de la mujer y el hombre nunca se podrán intercambiar, es decir que hablemos de la maternidad en el hombre o de la paternidad en la mujer, sería como hablar del cuadrado redondo.
Kant no se lanza a describir que es lo determinado o lo relativo referente a la feminidad y la masculinidad. Pero queda claro que el sentido que tiene la razón es crear una sociedad que en cierto sentido domesticara al genero humano y lo feminizará. En principio parece Kant no querer decir que todos los hombres a través de la civilización se convertirán en mujeres y sean castrados de su masculinidad, sino que asumirán actitudes que se les asumen a las mujeres por lo general.
Si hablamos de un proyecto feminista desde una perspectiva racionalista vemos que las semillas de este ya estaba echada por hombres de la talla de Immanuel Kant. Él precedería a las matriarcas del feminismo como la existenc ialista Simone de Beauvoir, la historiadora Gerda Lernen, la filosofa Alison Jaggar entre otras pensadora. No se puede decir que Kant sea el primero que en su tiempo haya racionalizado el feminismo, si se escarba un poco se encontrará a muchos otros hombres involucrados en los albores del feminismo, impulsados estos por la ilustración y la revolución francesa, tiempo que le tocó precisamente a Kant vivir. Por eso se puede muy bien pensar que el feminismo es uno de los fenómenos nacidos de la ilustración y el racionalismo.
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